lunes, 7 de octubre de 2013

Un mural con alma

Una idea de la Comisión Vecinal de mi barrio SOMISA  fue el puntapié inicial de todo un desafío: pintar un mural en el murallón contenedor de las barrancas en la costanera del barrio, a la altura de la bajada de la calle 27 Este. Y allá fuimos con alegría a dejar un poquito de cada uno en esas paredes de metal somisero artistas de diferentes edades, diferentes vivencias, diferentes en mucho, pero con algo arraigadísimo en común: el alma somisera y el orgullo de pertenencia.
Fue un fin de semana muy cansador, de ese cansancio que te duele en cada músculo del cuerpo con el raro placer de haber disfrutado de la flexión, contorsión, estiramiento en cada pincelada de horas de trabajo, intentando dejar una impronta agradecida de todo lo que el barrio y su Naturaleza nos da a diario.
Un fin de semana hermoso. Estoy feliz.










 La idea y realización del video son de mi marido. Instaló su camarita Go Pro en un “dispositivo casero” de palo de escoba metido en soporte de caña de pescar, en un ángulo con perspectiva perfecta, y programó la camarita para que sacara una foto por minuto. Luego de terminado el mural, trabajó todo el día de hoy en la realización del video que incluye la sincronización con la música y los textos :)

lunes, 16 de septiembre de 2013

Volvieron los sellos.

Hacía mucho que no tallaba uno. Ayer, el domingo y la lluvia fueron una linda excusa para esculpir un nuevo sellito.


:-)

martes, 27 de agosto de 2013

De cuentos y lecturas (recuerdos que me asaltan sin pedir permiso)


Mi abuela Estefanía había tenido un accidente cerebro vascular siendo joven. El ACV no le había dejado secuelas que se pudieran percibir a simple vista u oído: ni problemas motrices, ni dificultad al hablar. Sin embargo, le había dejado una incapacidad que yo –como niña-nieta- no sabía que tenía: había perdido la capacidad de leer. Podía reconocer las letras por separado, pero no podía asociarlas para armar palabras o frases en una lectura.
Mi abuela era una genial “contadora de cuentos”, ya fuera en las siestas con la media luz proveniente del patio que se colaba por los espacios de las celosías de la puerta-ventana de su habitación de casa chorizo típica rosarina, como en las noches en que dormía con mis hermanos y conmigo cuando nos visitaba en San Nicolás, la magia de los mundos, personajes y situaciones que creaba, lejos de inducirnos al sueño, nos hundía en el disfrute de prolongar la vigilia.
No recuerdo que se haya negado nunca a mi “Abuela, ¿me contás un cuento?”, como a mi pedido de que me leyera un libro. El libro que acompaña esta nota, es el que me abrió los ojos a ese “problemita” que ella tenía y por eso el recuerdo es tan vívido. Algo muy común en nuestras visitas a Rosario, era que mis padres me dejaran con mis abuelos y ellos se fueran a hacer compras y trámites. (Este recuerdo es de cuando mis hermanos no habían nacido… aunque tal vez Vero sí existiera, pero era tan bebé como para que mis viejos la llevaran con ellos). Mis padres volvían de esos paseos de mañana rosarina con algún regalito para mí. Ese día el regalo fue este libro: “Las aventuras del Barón Münchhausen”, de la colección Grandes álbumes infantiles, de Editorial Sigmar. Feliz con mi nuevo libro, con la más absoluta naturalidad en mi inocencia, le pedí a mi abuela que me lo leyera… y ella accedió, como siempre lo hacía, y llenó de voces impostadas, tonos altisonantes, exclamaciones y susurros, los diálogos de los personajes que aparecían en las ilustraciones. Y yo, feliz. Pero vieron cómo son los niños de memoriosos… El tema es que el libro “leído” por mi abuela me gustó tanto, que le pedí que me lo leyera nuevamente. Y claro: la segunda lectura no coincidió exactamente con la primera y eso no sólo me sorprendió, hasta recuerdo haber sentido un cierto enojo. Y se lo hice saber, espetándole un “Abuela, no lo estás leyendo bien. El cuento no era así”. Mi abuela me miró con esa mirada mansa que siempre me dedicaba y me explicó su incapacidad. No recuerdo cómo me lo explicó, como para que yo con mis tres o cuatro años, entendiera, pero sí sé que entendí. Tanto entendí, que la realidad de esa incapacidad suya para con la lectura, me pareció aún más fascinante que sus cuentos. Se volvió más especial aún, a mis ojos, esa abuela que ya de por sí lo era. Y en esa crueldad ingenua que caracteriza a los niños, durante mucho tiempo, cuando ya empecé a leer palabras y frases por mi propia cuenta, le pedía que leyera carteles letra por letra, para luego yo leer la frase completa… Y un día, ya siendo más grande yo, ella, en nuestra casa en San Nicolás, tomó ese libro, el del Barón Münchhausen de mi biblioteca, y me pidió: “Marcelita… ¿me leerías este libro?”




viernes, 26 de julio de 2013

Novedades y felicidad

Sé que estoy posteando poco. Esta entrada les hablará del porqué :-)
Dos hermosos libros nuevos. A todo color, en papel ilustración, en ediciones de lujo.
Felicidad, alegría.
Los presentamos en la Feria del Libro Infantil de Buenos Aires el fin de semana pasado. Hubo abrazos con amigos, charlas con niños lectores, dedicatorias y firmas, sellos tallados para cada libro (y para la ocasión), rubricando esa firma.
Todo fue una fiesta y una gran emoción.
Acá les dejo algunas fotos para compartir con ustedes esta alegría.











Gracias por estar siempre.

martes, 2 de julio de 2013

Preparándome para la Revuelta Cultural

Me encantaría que me acompañen en la inauguración de Revuelta Cultural, el sábado 6 de julio a las 16 hs. Estaremos exponiendo trabajos y cosas ilustradas con 12 ilustradores más.












Patio de actores. Lerma 568. C.A.B.A.


viernes, 14 de junio de 2013

Invitación


(Click en la imagen para ver más grande)

El 6 de Julio inaugura y estará abierta al público en general, desde el 13 de julio hasta el 27. Si van el 6 a la inauguración, podremos darnos un abrazo. Si van entre el 13 y el 27, podrán disfrutar de la muestra y de otras actividades que promueve la Revuelta Cultural en su espacio.
Además, habrá un stand de ventas de cosas lindas ilustradas.
¡Los esperamos!

Mirita - María Jesús Álvarez - Bela Abud - Cecilia Afonso Esteves - Mariana Ruiz Johnson - 
Marina Haller - Mundo Bu - Ivanke - Marcela Calderón - Lucía Mancilla Prieto - 
Nana Gonzalez - Miga de Pan - Valeria Cis.

lunes, 10 de junio de 2013

La ausencia


El dolor está.
Y tu sonrisa
y la ausencia tangible
y tu gesto
y el recuerdo vívido
y tu nobleza
y la necesidad de que estés
y tu legado
y el enojo por lo irremediable
y tus caricias torpes
y el tiempo que pasa
y tu paciencia
y la angustia que anuda
y tu mirada franca
y las lágrimas que brotan
y tu siempre estar.

Tu siempre estar...
siempre... siempre.
Aunque el tiempo pase
y yo envejezca
y crezca más allá de la vejez...
por tu siempre estar
desde mi Siempre.

Te extraño tanto.


2008 - 10 de junio- 2013

viernes, 31 de mayo de 2013

20 de mayo de 2013


La imagen más común es una bisagra. Pero en estos días, yo me imaginé un biombo. Que es un "antes y un después", pero también es un "de este lado y de aquel lado".
Otro ciclo cumplido de los tantos que conforman la vida, mi vida. Estados cíclicos que se repiten, pero nunca de igual modo. Se reiteran en el sentimiento, pero no en las variables que los componen-generan. La sensación interna es de reiteración en lo cíclico, pero de haber crecido cada vez que un ciclo se cierra.
El 20 de mayo se cerró otro. Un "antes y un después", un "de este lado y de aquel". La vorágine compuesta de innumerables variables conjugadas, entretejidas, enredadas, ajustadas... y alimentadas por mi inquieta personalidad sin contención para algunas cosas, terminó tragada por el freno que mi cuerpo impuso, ya sin indirectas ni señales sutiles, sino con la firmeza de un muro sólido ante la palabra "cirugía". Nada grave, nada que pusiera en peligro mi vida, pero lo suficientemente contundente como para obligarme a frenar. A practicar la paciencia y la templanza. Y sobre todo: a sentir que otro ciclo se cierra y yo pliego el biombo, para salir detrás de él, a este lado, a este después, fortalecida y sonriente.

Gracias por estar siempre, por pasar y leerme -aún en mis ausencias-, por el cariño y las palabras. En poquito tiempo podré mostrar ilustraciones de unos hermosos proyectos que conformaron mi "antes de" y que estaré orgullosa de compartir con ustedes.
:-)

martes, 16 de abril de 2013

domingo, 14 de abril de 2013

Una señal


Ocho años. Sólo ocho años, tenía yo. Llegaste de ese viaje con un regalo para cada uno de los tres, como siempre. A mí me regalaste un lápiz. Un lápiz portaminas. Un lápiz "importante", de adulto, que ratificaba mi condición de "ser la mayor". No pude valorar la relevancia de ese hecho en ese momento. Recuerdo la sensación de envidiar a Vero porque a ella le habías traído una muñeca rubia, símil Barbie. Mi cara lo debe haber dicho todo, porque a la vuelta del próximo viaje, la muñeca símil Barbie –pelirroja, en este caso- fue para mí.

El caso es que la muñeca pelirroja aún existe entre las muñecas de mi hija –ya adulta ella también- y el lápiz que ya tiene 35 años, es el lápiz que sale de mi cartera para apoyarse en mi mesa de dibujo. Es el lápiz con el que proyecto, imagino, boceto, todas mis ilustraciones y con el que escribo mis sentimientos-pensamientos…

En el sueño, yo estaba rodeada de gente desconocida esperando para entrar a una escuela. Alguien me preguntó por ese lápiz amarillo que yo acababa de sacar de mi cartera. Bajé la vista hacia mi mano, como para empezar a relatarle a esta persona, la historia de ese lápiz. Y en el momento en que levanté mi mirada, vos estabas frente a mí, a escasos centímetros, mirándome… tan cerca como para desarmarme -en el mismo sueño- jadeando de sorpresa… Tan cerca como para abrazarme de golpe, en un abrazo apretado que me deshizo en lágrimas de incredulidad y nostalgia, los suficientes segundos como para que yo siga –aún- sintiendo lo tangible del contacto físico en ese abrazo… y la caricia de tu mano en mi pelo.

Esa señal.




viernes, 15 de marzo de 2013

Cuentos del Bosque









Evaristo tocaba el acordeón. Vivía entre las ramas más altas del aguaribay en un refugio de hojas sedosas, entre libros de piratas y almohadones de pluma. Una vez cada tres días salía a tomar sol. Entonces se ponía sus anteojos oscuros, sombrero de ala ancha, ahuecaba el plumaje y levantaba la nariz como un valiente.

De a poco y con mucho entrenamiento, se había vuelto capaz de soportar la luz del día metiéndosele hasta los huesos. Estaba contento de haber aprendido a soportar el azote del sol hasta tres minutos seguidos, sin caer achicharrado y sin chistar. Esto le había acarreado el respeto de sus conocidos, habitantes de la noche, y el temor del bicherío que ni aún de día podía estar a salvo de su vigilancia.

Acabada esa enormidad de tiempo entraba a su casa, abría las ventanas al viento y se despatarraba sobre la alfombra, imaginando lo bueno que sería estar en la orilla del río, o ir de polizonte en un barco para zambullirse en el mar y lo fantástico que sería apurar el invierno para pedirle una caricia de nieve. (...)

Cuentos del Bosque. Texto: María Cristina Ramos. Ilustraciones: Marcela Calderón. Editorial Ruedamares 2013.

(Estoy FELIZ :-) )

sábado, 2 de marzo de 2013

Un nuevo rincón

Desde que abrí este blog, mi rincón fue mudándose de casa en casa nueva... No es fácil acomodarse luego de una mudanza. Lo vamos logrando de a poco.
Me gusta mi rincón en esta nueva casa. Me gusta la luz, el espacio y el lugar que ocupa cada una de mis cosas queridas. Mis papeles, mis libros "vintage", mis lápices en uso, mi viejo, los regalos de amigos, mis piedras y caracoles, la lámpara de mi abuelo Saturno, el atril que me hizo mi viejo para los libros: es lindo elegir qué libro ocupará ese atril cada día, o cada momento. Para la foto, uno de mis preferidos: Mi Jardín, de Zidrou y Marjorie Pourchet.